La moda y la identidad: Personalidad

  La cuestión más importante, y que de un modo u otro adhiere a las demás, es la cuestión de moda e identidad. La moda puede servir como un factor superficial de integración social, especialmente para aquellas personas que carecen de una identidad definida —así se entienden los grupos de adolescentes vistiendo de la misma manera— que buscan de alguna u otra manera representarse socialmente. Se puede determinar que el término moda, proveniente del francés, mode y éste del latín, modus, modo o medida, indica, en su significado más amplio, una elección o mecanismo regulador de elecciones, realizadas en función de criterios de gusto, también puede ser de costumbre, hábito, conducta, preferencias; y que representa tendencias repetitivas, ya sea de ropa, accesorios, estilos de vida y maneras de comportarse, que marcan o modifican la conducta de una persona. En síntesis, la moda es ejercida para poder integrarse en la sociedad pero mucho confunden esto con identidad ya que creen que al aferrarse de esto logran su identidad personal,  pero lo que en realidad están mostrando son los gustos y preferencias pasajeras que son implementadas por el mercado y distribuidos por la colectividad. El éxito de este fenómeno pone de manifiesto la relación que existe entre identidad, cultura, globalización, creatividad, moda y tendencias. La inversión de las tendencias sociales de consumo otorga a las marcas un rol social importante dentro de una nueva dinámica de mercado, en la búsqueda de significados y no sólo funcionalidad económica. El reto radica en contextualizar cada objeto, signo o producto, dentro de valores sociales profundos.


  Los adolescentes son los más vulnerables porque en esas edades se busca la aceptación, ser parte de un determinado grupo, existe la preocupación por lograr relaciones con quienes tienen posibilidades económicas para seguir lo actual y surgen sentimientos de marginación e inferioridad en algunos casos, en otros acuden a recursos poco factibles para la educación ética y moral. Ya en la juventud esa búsqueda conduce al bienestar que da sentirse a gusto con uno mismo. Hay una diferencia entre el vestirse bien y el vestirse caro. La cultura del buen vestir queda sobre todo en manos de la familia y la influencia social, no por eso cambia la escala de valores. Es diferente la gente que emplea todo su tiempo para pensar nada más en ponerse el llamado "grito" y la gente que tiene la posibilidad de "gritar" a través de la moda. Las diferencias son evidentes de acuerdo a las distinciones de género, de grupo etarios, de posibilidades económicas, de costumbres suscitadas en el seno familiar o social, de la proyección social, del gusto estético particular, de la personalidad e incluso del temperamento.

  A la relación con la gente que se pone al llamado del "grito" de la moda y la gente que tiene la posibilidad de "gritar" a través de la moda, se da a ver como hay gente que son utilizadas por el mercado de la moda y como hay otras que pueden utilizar la moda como una herramienta para mostrar ciertos aspectos de la identidad, los cuales pueden ser pensamientos o valores transmitidos a través de dibujos, frases o símbolos.


 Como conclusión la moda, por sí sola, no puede proporcionar identidad en sentido estricto. La moda es pasajera que depende de un tiempo determinado, que puede llegar a reflejar estados de ánimos, situación y gustos pero no trasciende a lo que en verdad es la personalidad que es la inteligencia, la voluntad, valores y posibilidades.


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